Comunicación y política: el arte de influir en la era digital

En el cuarto semestre de la carrera de Comunicación de la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil, los estudiantes no solo estudian Comunicación y Marketing Político, sino que lo viven. De la mano de la máster Diana Almeida Aguilera, se sumergen en el complejo vínculo entre los partidos y los medios de comunicación, analizando cómo esta relación ha cambiado con el tiempo. No es solo teoría: es entender el poder de la narrativa en la arena política.

El ejercicio no es menor. En un país donde los últimos procesos electorales han sido marcados por sorpresas, el papel de la comunicación política se vuelve clave. Basta mirar las últimas elecciones ecuatorianas: dos candidatos que no figuraban en la esfera política tradicional lograron la victoria con estrategias de comunicación bien dirigidas. ¿Fue solo carisma? ¿Solo discurso? No. Hubo asesoría detrás, hubo estrategia. Y ahí es donde entran los futuros profesionales que se estamos formando, comenta la docente.

“Nos enfocamos en entender cómo ha cambiado la dinámica entre medios y política. Antes, los medios tradicionales tenían un control casi absoluto sobre la información, pero con la llegada de la era digital, el poder se ha redistribuido”, comenta Isabel Ponce Meza, una de las estudiantes de la carrera. Para ella, este cambio ha democratizado la comunicación, permitiendo que más voces sean escuchadas. Y lo dice con la convicción de quien tiene claro su propósito: “Voy a diferenciarme compartiendo siempre la verdad, sin sesgos”. Su pasión es la radio, y ya se visualiza: “Próximamente me escucharán como Isabel, la voz que te acompaña”.

Desde otra perspectiva, Peter Toala Olvera destaca el papel de la fotografía en la comunicación política. “Siempre me ha gustado lo audiovisual, y aquí estoy potenciando esas habilidades”, afirma mientras revisa un documento que analiza la relación entre periodistas y políticos en procesos electorales. Sabe que la imagen cuenta una historia, que puede construir o destruir una candidatura en cuestión de segundos.

Alejandra Mosquera Padilla, por su parte, pone el foco en la estrategia. “Me interesa el marketing político porque permite diseñar campañas que realmente lleguen a la gente”, explica. Y no se trata solo de vender un candidato, sino de generar conexión, de influir en la toma de decisiones. “Antes, los medios tradicionales moldeaban la opinión pública de manera unidireccional. Ahora, con las redes sociales, las personas pueden construir su propio punto de vista y ejercer su derecho al voto de manera más informada”, reflexiona.

La política ha cambiado y con ella la comunicación. Lo que antes se resolvía con una entrevista en el noticiero estelar, hoy requiere estrategia digital, narrativa multiplataforma y un entendimiento profundo del público objetivo. No basta con tener presencia en redes, hay que saber cómo usarla.

En la ULVR, los estudiantes no solo analizan tendencias, sino que comienzan a perfilarse como los futuros estrategas, asesores y comunicadores de la política. Porque en un mundo donde la imagen, la narrativa y la credibilidad lo son todo, la comunicación política no es solo un complemento: es el eje sobre el que gira el poder.

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