Jóvenes Inspirados en la ULVR: Marketing Como Puente Entre Generaciones

Los sábados en el campus de la ULVR tienen un aire diferente. Las aulas no solo se llenan de conocimiento, sino también de entusiasmo juvenil y la chispa de futuros sueños. Es el espacio donde la vinculación con la sociedad cobra vida, especialmente con iniciativas como el programa “Fortalecimiento de competencias en gestión administrativa, contable-tributaria, marketing y comercio exterior para estudiantes de bachillerato de la Unidad Educativa Fiscal Aguirre Abad (UEFAA) – Fase I”.

En un rincón del campus, la energía es palpable. El máster David Freire, de la carrera de Marketing, guía a sus estudiantes mientras presentan conceptos clave sobre el ciclo de vida del producto y su impacto en las estrategias empresariales. Pero no es solo una exposición más; es un intercambio. Los alumnos del Aguirre Abad escuchan atentos, mientras el aula se convierte en un laboratorio vivo de aprendizajes compartidos.

Ademir Cortéz de la Torre, estudiante de quinto año de Marketing en la ULVR, es uno de los protagonistas. Su seguridad es contagiosa, y su discurso, lleno de ejemplos cotidianos, logra conectar con los estudiantes de colegio. “Esta vinculación no me ha dado nervios ni nada, porque aquí hemos aprendido lo que realmente significa el marketing. Es enseñarles a las nuevas generaciones que ellos también pueden hacerlo y, ¿por qué no?, interesarse en esta carrera”, dice mientras observa cómo los jóvenes interactúan, preguntan y reflexionan.

Ademir resume la esencia de su experiencia con una metáfora que arranca sonrisas: “Elegir marketing ahora es como comprar un terreno económico. Con el tiempo, cuando todo esté digitalizado, innovado, será mucho más valioso. Es una carrera que promete mucho”. Su mensaje no solo anima, sino que deja una huella en los aspirantes, quienes comienzan a imaginarse un futuro diferente.

Entre el público, Jesús Adrián Saltos Tutivén, estudiante del Aguirre Abad, también tiene algo que decir. “Esta experiencia me parece muy interesante porque aprendemos cosas que no vemos en el colegio. La universidad es un sitio nuevo para mí, pero me ha encantado. Cuando termine el colegio, quisiera estudiar aquí”. Su voz refleja asombro, curiosidad y, sobre todo, sueños recién descubiertos.

El impacto de estas actividades trasciende los muros del aula. Es un recordatorio de cómo la educación puede inspirar, cómo un estudiante seguro puede convertirse en un mentor inesperado, y cómo un programa de vinculación puede ser el puente hacia un futuro más prometedor. En la ULVR, los sábados no son solo días de clases, son días en los que el presente y el futuro se encuentran, mano a mano, a través del poder transformador del aprendizaje compartido.

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